Tras descubrir hace un año al trío madrileño con su álbum “Imperfección”, (si amigos lectores, ya sabemos que no estamos en la avanzadilla de la escena musical independiente, deberíamos haberlos seguido hace muchos años, pero recuperaremos el tiempo perdido…) estábamos ansiosos de comprobar si su directo estaría acorde con la potencia musical de la que hacen gala en sus discos.
Y la ocasión la pintan calva. Con motivo de la presentación de su último trabajo “Las Hojas Secas”, pudimos disfrutar de su mini gira gallega, el viernes en La Fábrica de Chocolate, en Vigo y el sábado en la sala Mardigras, en A Coruña.
No es necesario decir que ya en Vigo nos convencieron, incluso a cierta amiga escéptica que nos acompañó porque le pusimos una entrada, casi a la fuerza, entre sus manos y aún así se resistía. Pero ahora ya es fan confesa y obsesa, tanto que en el concierto de Coruña estaba desde su casa conectada vía móvil.
Así que nos dispusimos a nuestra peregrinación roquera y hacer el camino de Santiago, pero con destino a la sala coruñesa, a recibir la compostelana de las hojas secas.
Como penitencia, y como es costumbre en A Coruña, las tapas variadas regadas con abundante Estrella Galicia nos prepararon para que el cuerpo aguante el potente directo que nos espera y tener nuestras neuronas más receptivas.
Entramos en la sala Mardigras con poca concurrencia, quizás a consecuencia del fútbol, “sobrevalorado sin duda, esto es así” pero cuando el trío hizo acto de presencia y empezaron los primeros acordes de “Las Hojas Secas” la sala ya gozaba de un aforo respetable y sobre todo entregado para disfrutar de una noche memorable.
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Manuel Cabezalí |
Solo sabemos transmitir elogios de esta banda, se nota que entre sus miembros no hay fisuras y que tienen muchos años de rodaje con Havalina y otras bandas. Manuel Cabezalí (voz y guitarra) se muestra como un guitarrista sólido, demostrando un amplio espectro de sonidos, (increíble como una sola guitarra puede llenar tanto) recordándonos por momentos al rock psicodélico de los 70´s, no solo por sus sonidos, sino por la estructura de sus temas, largos, intensos, brutales, con subidas y bajadas emocionales, directos al subconsciente más consciente. Y su voz, sexy para las féminas (y para algún machote, aunque no lo reconozca...), es el contrapunto perfecto para el desgarrador sonido de su guitarra, como describía muy bien nuestro amigo Guille, “canta nanas con música de tormenta”, aunque las nanas sean para adultos.
Acompañado por ese conjunto demoledor, percutor y sincopado de bajo y batería, Ignacio Celma (bajo y coros) hace un trabajo, a veces no muy reconocido en los grupos, (parece que el bajo esta solo para ocupar un hueco en el escenario) y en este concierto nos mostro una línea de bajo contundente y efectiva, dando el soporte necesario al sonido de la banda. Y lo mismo podemos decir de Javier Couceiro (batería) se nota la sincronía entre ambos, machacando nuestros cerebros en temas como “Mamut” con los que la sala se vino arriba.
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Javier Couceiro e Ignacio Celma |
No puedo destacar unos temas sobre otros, en Coruña modificaron el setlist, cosa que agradecimos los reincidentes, y escuchamos “La pared”, “Tus huesos”, “Agosto en Bogotá” y un buen repaso de su último trabajo “Las Hojas Secas” (As follas secas, en gallego, como comentaron entre risas a mitad de concierto) álbum mas reposado y trabajado, con más matices que su anterior “Imperfección” mucho más directo y contundente.
El mejor momento de la noche, como suele pasar en sus conciertos fue con “Desinspiración”, (quizá no soy muy objetivo… pero que carallo!!!, soy yo el que escribe) tema con el que dieron todo, 10 minutos de intensidad, comenzando lento, muy intenso, se cortaba el ambiente en la sala, juraría que nos rascábamos con los pelos de punta, y su final apoteósico, el espíritu de Jimmy Hendrix pululaba por la sala Mardigras en ese momento. Y como broche de oro de la noche “Incursiones”, estábamos entregados, aunque sufriendo porque sabíamos que se acababa el show, en ese momento ya todos coreábamos a viva voz su letra y saltábamos al ritmo que nos imponían.
Finalizado el concierto pudimos comprobar la cercanía y humildad del trío con su público. A pesar de que seguro que nuestras condiciones mentales estaban ligeramente embotadas, quizás por la ingesta de alguna bebida “en mal estado, o no… ¿qué tenía esa cerveza para que supiese a whisky?” pudimos charlar con ellos sobre los dos conciertos gallegos y comprobar que no tienen los rasgos de divinidad de muchos artistas, cosa que todavía los hace más grandes.
Hemos disfrutado de un fin de semana perfecto, Havalina ha dejado un hueco en nuestras noches reversibles, que solo podremos rellenar en el próximo concierto, esperamos que no tarde mucho.
Crónica de “el amante guisante” para noches reversibles.