Hoy el que escribe estas líneas es “el vecino Totoro”. Sin haber usurpado la identidad de este personaje, me habría perdido el concierto que nos ofreció Iván Ferreiro con motivo del 20 aniversario de la mítica sala viguesa La Iguana.
Y es que la mujer esponja “de armas persuasivas, a veces si, a veces también” llevaba bastante tiempo taladrándome la cabeza con el concierto de Iván Ferreiro. Y me gusta, pero no alcanzo a la devoción de su parroquia, digamos que soy un tipo algo escéptico. Eso unido a que mi primer concierto fue un acústico en un lugar de la salakarma donde no quiero acordarme y que no me dejó muy buen sabor de boca, un músico de baja y sólo Iván al piano acompañado creo recordar de su hermano, pero esa es otra historia...
Yo exponía mis argumentos para que la incisiva mujer esponja me dejara en paz, y la cosa funcionaba pero a eso de las 6 de la tarde, facebook, twitter, móvil. “Baja inmediatamente a la iguana, 4 entradas gratis para el vecino Totoro”
Allí me voy rápidamente, ventajas de vivir cerca, pero no hay nadie, yo me esperaba a los hermanos Ferreiro con todo su grupo tocando en la acera para recibirme, con banderolas, globos y demás parafernalia... pero no, la oscura y fría acera era mi compañera, y yo, presa de mi nerviosismo, no atinaba a ver el puto timbre (perdón por lo de timbre) que para mas inri, allí estaba, desafiante, blanco como una patena, sobre la negra fachada de La Iguana.
Al final, dos entraditas cayeron en mis bolsillos, gracias Iván.
Pero en casa del pobre la alegría dura poco, media hora de cola a la puerta de la sala, algo que nos gusta tanto antes de los conciertos, y en el momento de entrar le digo ruborizado mi gracioso nombre al portero de 2x2, el tío me mira raro, lee su lista y dice que no hay ninguna entrada a “nombre del vecino Totoro”, joeer, a cuadros me quedo. Le repito que mire otra vez, que es del twitter, que las da Iván, pero nada, no aparezco.
Y la cola no avanza, el portero se pone nervioso, y yo más, la situación estancada cual partida de ajedrez en tablas. Cuando el armario ropero de dos patas me iba a levantar del suelo y sacarme a patadas del local... ¡milagro! la hoja de la discordia tenia varios nombres por la parte trasera y allí estaba el dichoso Totoro, casi le doy un beso al gorila....me ha perdonado la vida y encima entramos en la sala...misión cumplida, ahora tocan risas y cervezas.... Ah! y el gran Iván Ferreiro.
Cuando Iván, Amaro y el resto de los músicos salieron a escena la totalidad del público ya estaba entregado a su ídolo. Desgranó los temas de sus últimos discos y entre canción y canción mostró una gran familiaridad con su público, como si estuviera tocando desde el sofá de su casa con sus amigos.
Iván Ferreiro en La Iguana. |
Los hermanos Ferreiro al piano y a la guitarra nos mostraron su cara mas íntima, con algunos clásicos de Los Piratas, y el himno del rápido de Bouzas, mientras protestaba por fumarse su ultimo “cigarrito” sobre un escenario.... tras los bises, agradecimientos y despedida, la magia se rompe, pero quedamos satisfechos, hemos disfrutado de una banda muy sólida y de la voz y puesta en escena particular de Iván Ferreiro.
Aunque en esta ocasión fue por la patilla, hubiera merecido la pena haberse rascado el bolsillo, tocará para la próxima.